Lo que nos espera
¬ Edgar Gómez Flores lunes 8, Jul 2019Con mi mano izquierda…
Edgar Gómez Flores
Pasó ya un año del triunfo de Andrés Manuel López Obrador, aunque podríamos decir que ha pasado un año de su gobierno, porque el abandono anticipado del presidente Peña Nieto acarreó una serie de decisiones, expectativas y viviencias sociales que no fueron tan distintas a un gobierno en funciones. Este año se puede evaluar de distintas formas; quizá con la cabeza, con el hígado o con alguna otra parte de nuestro cuerpo. Pero, lo único que no podríamos negar son los hechos que han marcado este primer año. Enumero algunos: la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, con la pérdida que podría ascender a 270 mil millones de pesos. Esto es un hecho. La intención del gobierno es cancelar las obras, abandonarlas y no reutilizarlas a menos que, puedan reutilizarse en el Nuevo Aeropuerto de Santa Lucía que, con más de 140 amparos promovidos y un cerro en su cercanía parece un aeropuerto inviable. Por los proyectos aeroportuarios diría que esta Cuarta Transformación es: (1) IRRESPONSABLE y (2) DESCONOCEDORA del estado de Derecho.
Por otro lado, este gobierno ha puesto su huella, en 2019, con el impulso de proyectos en el sureste; el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el Tren Transístmico, sin permisos ambientales, ni estudios de factibilidad que definan una trayectoria definitiva, en el caso de los trenes, o que permitan dar certeza a los constructores y a los inversionistas de Pemex de la viabilidad de la refinería. Esto, como se ha visto, ha sido evaluado de manera negativa en los bonos que emite Pemex para endeudarse en los mercados de valores. Ahora, es importante aclarar que son bonos y no acciones. Es decir, es deuda de Pemex que, según las calificadoras financieras y los tenedores, pudieran tener riesgo de no cobro. No quisiera ver si Pemex cotizará acciones, seguramente su valor sería “cero” en el mercado por la nula expectativa de dividendos futuros, con estos proyectos y con una ineficiencia que no ha dependido de la Cuarta Transformación; pero que tampoco hace algo para revertirlo. Por la forma de llevar a cabo estos proyectos, puedo asegurar que esta 4T ha sido: (3) CAPRICHOSA y (4) DESATENTA A LOS EXPERTOS EN LA MATERIA.
Ahora, después de recibir las amenzas del presidente estadounidense, Donald Trump, el gobierno mexicano, sobre las rodillas y con un vicepresidente en funciones (el canciller Marcelo Ebrard) elaboró una política migratoria que giró 180 grados de su postura inicial. Esta postura versaba sobre una política de puertas abiertas. Vimos a la Policía Federal resguardar las caravanas de inmigrantes que atravezaban todo el territorio nacional. Sin embargo, después del manotazo del presidente Trump y de la amenza de subir aranceles a productos mexicanos, el canciller, sin considerar a la Secretaría de Gobernación, quien ya tenía mermada sus funciones (comparadas con secretarios anteriores) decidió tomar a la multisonada Guardia Nacional y poner 6,000 elementos como muro humano en la frontera sur. A partir de ahí se vio cómo las puertas abiertas de México se azotaban en la cara de los migrantes. La esperanza de trabajo y desarrollo para nuestros hermanos centroamericanos quedará para otro momento, porque los 30 millones de dólares que se entregarán en una primera instancia al Plan de Desarrollo de Centroamérica, seguramente no tendrán impacto en la migración. Esto porque en un programa de CINCO años con una población cercana a 40 millones de personas (Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua) la ayuda per cápita anual ascenderá a 15 centavos de dólar. Por el plan de migración considero que la 4T es: (5) MIEDOSA a gobiernos extranjeros, (6) IMPROVISADA e (7) INEFICIENTE.
Podría escribir sobre estas realidades de la ahora política mexicana; sin embargo con un gobierno inmerso por decreto en una Cuarta Transformación antineoliberal, puedo afirmar que nos esperan más caprichos, más oídos sordos, un estado de Derecho débil; entre otras cosas, por la falta de un estadista en el gobierno y algunas improvisaciones más en temas que requieren planeación y estrategia. Por esto, no nos debe sorprender una caída del Producto Interno Bruto, una baja en el empleo, una salida de capitales extranjeros y un país que buscará una posición internacional para un mejor momento. Sin embargo, la única esperanza es forzar el debate, generar las ideas, plantear las alternativas y formar una crítica constante sobre lo que haga bien o mal el gobierno y en general todos los agentes políticos y económicos del país.