El regreso de las tradiciones mexicanas
¬ Edgar Gómez Flores lunes 17, Feb 2020Con mi mano izquierda…
Edgar Gómez Flores
Las instituciones públicas reflejan las costumbres, las luchas sociales y políticas de un Estado. En el caso mexicano, contamos con muchos ejemplos. El Instituto Nacional Electoral (INE) es uno de ellos, tiene como antecedente el órgano gubernamental adscrito a la Secretaría de Gobernación quien, de manera unilateral, dictaminaba la validez de las elecciones en nuestro país. Así, el INE refleja la lucha democrática que, ciudadanos de nuestro país, dimos para tener elecciones limpias. Su credibilidad llegó a tal grado que validó dos transiciones de régimen: las elecciones donde el Presidente Vicente Fox desplazó más de 70 años de hegemonía priista y el presente, Andrés Manuel López Obrador, quien consolidó (electoralmente) la lucha democrática de los partidos de izquierda (elimino de esta afirmación a su hoy aliado el Partido Encuentro Social)
Es así como los pueblos, gobiernos y su relación entre éstos o con el exterior van dando forma a las instituciones que regulan la vida pública las cuales, hasta antes de la Cuarta Transformación, se referían a un Estado Laico, un Estado incluyente de las minorías políticas (congresistas plurinominales), un Estado paternalista en temas de educación y salud pública, etc. No sé si estas características fueron eficientes en la gestión pública de nuestros gobiernos; sin embargo, le dieron un carácter conocido y una personalidad histórica que nos identificaba, para bien o para mal, como parte de nuestra mexicanidad en temas públicos.
Este gobierno, al enfilarse a su segundo año de actuación, retoma algunas tradiciones mexicana, las cuales se identifican con nuestra esencia. Y me refiero a esas tradiciones que buscan la solidaridad cotidiana de una comunidad asistencialista con los familiares o amigos más desprotegidos. Específicamente me refiero a la “coperacha” que el primer mandatario estableció la semana pasada con los empresarios más influyentes de este país para participar en la “rifa” del Avión Presidencial. Ambas tradiciones; la “coperacha” y la rifa, son formas de dotar de recursos a alguna persona, cercana a nosotros, que se encuentra en problemas. Y ¡vaya! que el Presidente se encuentra en problemas, ya que el bien intencionado desdén al Avión Presidencial no tuvo salida normativa ni de mercado para su venta o traspaso, por lo que la élite empresarial, financiará la evasión del ridículo público de nuestro presidente.
Sin embargo, aun cuando existen mecanismos dicharacheros y populares de asistencia, como la rifa y la “coperacha”, ¿no sería mejor lograr un asistencialismo social vía políticas públicas?. ¿No sería mejor acordar con los empresarios una recaudación sostenible? El monto comprometido la semana pasada, en la “tamaliza presidencial”, ascendió a 1,500 millones de pesos. Esto representa el .08% de la recaudación del impuesto sobre la renta esperada para 2020. Nos falta ver si los 20, 50, 100 y / o 200 millones de pesos que venían como “aportación voluntaria” se entregarán a titulo personal o empresarial. Para este segundo caso, también debemos esperar las discusiones de los Consejos de Administración en México y en el extranjero, de estas empresas, antes de que estos ingresos extraordinarios entren a la Tesorería de la Federación.
Lo que nos queda ver, por otro lado, es qué otras tradiciones mexicanas formarán parte de la transformación contemporánea de nuestro país. Podríamos sugerir, en la Ley de Coordinación Fiscal, la figura de la “tanda”; es decir, que la Federación entregue las participaciones estatales a las Entidades Federativas en 32 pagos semanales. Obviamente, en este contexto asistencial, los Estados del Sureste tendrían los primeros números y los del norte y centro, los últimos.
La Cuarta Transformación día a día forja su historia con sus dichos, con sus ocurrencias, con sus acciones y sus omisiones. Si volteamos al pasado tenemos claridad sobre la huella histórica (positiva y negativa) de los presidentes Lázaro Cárdenas, López Portillo, Salinas de Gortari, Vicente Fox, Enrique Peña Nieto, solo por mencionar a algunos. El actual sexenio está forjando lo que en años venideros será su pasado. Sin embargo, la ceguera del presente será curada con la única medicina infalible… el paso del tiempo.