Podredumbre política
Alberto Vieyra G. viernes 21, Ago 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
México es azotado por una incurable pandemia llamada corrupción política. No hay vacuna contra ese maldito cáncer que exhibe a una clase política inmersa en la podredumbre.
Sexenios van y vienen y el pueblo de México sigue siendo víctima de esa maldita epidemia, a cargo de una inmoral clase política dedicada a saquear a México de muchas maneras. Todos se dicen honrados hasta la pared de enfrente e impolutos, a pesar de los videoescándalos que los exhiben como auténticos “pulpos chupeteadores” de nuestros dineros públicos, como bien lo decía el inolvidable cómico de la política mexicana, Jesús Martínez, Palillo.
López Obrador actúa como un auténtico Torquemada, enarbolando desde Palacio Nacional la bandera de la anticorrupción con la que siempre ha lucrado políticamente. Amargamente se quejaría el pasado lunes 18 de agosto en la “marranera”, perdón, en la mañanera de que algunos medios de comunicación no le habían dado la mas amplía difusión al vídeo que proporcionó Emilio Lozoya a la Fiscalía General de la República y que de acuerdo al derecho, no al derechueco, tiene que ser una prueba que la autoridad judicial debe guardar en secreto, pero el señor ministerio público, es decir, el Presidente de la República lo está usando facciosamente para enjuiciar, en este caso a senadores panistas que se supone fueron “cañoneados” durante el régimen de Enrique Peña Nieto para que aprobaran sin chistar, la reforma energética.
Pero mire que rápido salió el peine, pues Rafael Jesús Caraveo Opengo, uno de los que aparecen en el video resulta ser un empresario que en el régimen de AMLO ha recibido más de 14 contratos millonarios para venderle al IMSS insumos médicos. ¿Eso no es corrupción, Presidente? ¿No que en su sexenio no existe esa incurable pandemia?
Como todo un martillo de los herejes, AMLO purifica desde su púlpito de Palacio, pero también enjuicia, condena o hace el papel de perdonavidas, cuando así le conviene. La justicia es AMLO, la aplicación del derecho y del derechueco corre a cargo de AMLO; él dice quién va a la cárcel y quién no; quienes serán los llamados “testigos protegidos” o “colaboradores”, términos que no existen en la ley para. AMLO regaña y es capaz de destruir personalidades de gente presuntamente inocente o presuntamente culpable.
Que algunos medios le sacaron raja al video que exhibe a panistas recibiendo pacas de billetes en el Senado de la República que, para efectos legales y procesales, no es una prueba admitida por la ley, pero AMLO la usa maquiavélicamente y con todo el poder del Estado desde Palacio para enjuiciar y condenar a sus opositores, bajo la tiránica mentira de que “el pueblo tiene que saber la verdad” sobre los corruptos. ¡Dios nos libre caer en las garras del Presidente porque si es uno inocente, él se encargará de destruirlo y hacerlo culpable! ¡Qué triste e infame papel de un gobernante!
Sostiene el Presidente que algunos medios de comunicación y periodistas revivieron y le dieron vuelo a los corruptos videoescándalos que muestran a René Bejarano recibiendo pacas de billetes por más de 40 mil dólares del empresario, Carlos Ahumada para que pudiera hacer negocios a sus anchas cuando AMLO era Jefe del Gobierno chilango, pues aquello era un remedo de corrupción comparado con los más de 2 millones que se embolsaban los panistas.
No señor Presidente, tan inmoral es el que roba poco, como el que roba mucho. No hay que olvidar aquella máxima que reza que: “El que roba un reino merece la gloria y el que roba poco, merece la horca”. Tan inmoral es uno como el otro, porque así se trate de un peso, dos, mil o más, nuestros dineros públicos le pertenecen a la nación y merecen respeto. ¿Lo entenderá acaso el Presidente? ¿Entenderá que su falso papel de impoluto gobernante no lo compartimos todos los mexicanos? ¿Condenados estaremos los mexicanos a vivir bajo la podredumbre política? El asunto es de carácter educativo y mientras México no tenga una educación basada en principios universales, seguirá la podredumbre política.
Nos queda muy claro que la clase política mexicana sea del color o sabor que sea está podrida, pero todos se exhiben como politicastros honestos, cuando todo México sabe que son sinvergüenzas a más no poder y que unos a otros se echan tierra o recurren a la máxima de “tapaos los unos a los otros”, pues al fin y al cabo todos son inventos de la prensa y de periodistas incómodos, cuando en realidad “en este pueblo no hay ladrones”.
Me pregunto: ¿Los mexicanos estaremos condenados a elegir y volver a elegir a politicastros corruptos?