Secretos de Lozoya
Freddy Sánchez martes 25, Ago 2020Precios y desprecios
Freddy Sánchez
¿Tarea de un solo hombre?…
O más bien la maquinación de un grupo político y económico capaz de armar todo un aparato de inteligencia para corromper y al mismo tiempo intimidar y chantajear en caso de futuras necesidades de auto protección.
Si hemos de equivocarnos un poco, equivoquémonos en grande.
Porque, francamente se antoja una versión infantil, la creencia de que el señor Emilio Lozoya, por sí mismo, (instrumentalizado como se dijo), urdió un plan con amplias acciones de rastreo para poder destapar una verdadera cloaca de corrupción habida durante el pasado gobierno.
Y es que al dar “santo y seña” de cuándo, cómo, quiénes y en qué forma operó la red de inmoralidades en la que se coludieron distintos funcionarios y políticos del gobierno priista e incluso militantes de otros partidos políticos, incita a creer que difícilmente Lozoya de manera individual creó múltiples herramientas de investigación y obtención de pruebas de los ilícitos cometidos.
Así que en vez dar por hecho que fue un “instrumento” de la corrupción que denunció, podría pensarse que justamente él fue el que “instrumentalizó” el operativo de corrupción y de chantaje político que operó el sexenio pasado o bien hubo algunos más al frente de estas acciones, aunque siendo quienes pudieran ser, las autoridades competentes únicamente saben lo que Lozoya ha querido decirles.
Una teoría que justificaría lo dicho por presidente López Obrador, en el sentido de que Lozoya no dice toda la verdad.
Y quizás se guarda información porque espera difundirla o mantenerla en secreto dependiendo si consigue o no, mayores beneficios personales y familiares de los que ya se ganó al convertirse en “testigo colaborador” del gobierno de la 4T.
De ser así pues, Lozoya no habría sido ese “pobrecito infeliz” al que un gobierno corrupto se encargó de “instrumentalizar” para usarlo a su conveniencia en una estrategia deshonesta de manipulación entre altos funcionarios y políticos en México, a los que se induciría a la corrupción, en tanto algunos en altos nivel del poder esperarían lograr quedar impunes de sus corruptelas.
En ese contexto, habría que sopesar la posibilidad de que atrás del ex director de Pemex, el aparato corruptor que lo utilizó lo constituye un grupo político y económico, que en las indagatorias judiciales que se realizan actualmente no parece estar expuesto a salir a la luz y con ello la develación de los nombres de altos personajes sociales que quizás nadie se imagina.
O en su defecto, pudiendo suponerse la participación en estos hechos de corrupción de quienes en distintos momentos han sido sospechosos de maniobrar de una u otra forma para la consecución de “jugosos negocios”, a falta de pruebas que lo demuestren siguen figurando socialmente como personas decentes e inclusive generosas, altruistas e intachables.
Una hipótesis si se quiere más cercana a la fantasía que a la realidad, aunque lo mismo podría decirse de lo que en el imaginario social han propiciado las acusaciones de Lozoya.
Suposiciones y más suposiciones acerca de aparentes actividades de corrupción en las que, supuestamente, incurrieron desde Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón hasta un sinnúmero de sus hombres de confianza en altos puestos de gobierno, además legisladores y empresarios.
Pero, qué es verdad o qué es mentira, solamente lo sabremos cuando las indagatorias del presente gobierno concluyan y con las debidas pruebas de culpabilidad en comportamientos de corrupción se consigne penalmente a una parte o todos los que han sido acusados por el ex director de Pemex.
De quien convendría saber también si sólo fue su idea reunir supuestas pruebas de la gran de corrupción en la que participó y ahora pretende escabullirse para mitigar las sanción en su contra o más bien otros son los autores intelectuales de lo que podría ser una traición entre truhanes.
Bueno sería conocer entonces todos los secretos de Lozoya.