Del humor a la locura
¬ Edgar Gómez Flores miércoles 30, Sep 2020Con mi mano izquierda…
Edgar Gómez Flores
Los argumentos de la Cuarta Transformación se agotan día con día. Primero fue el discurso anticorrupción que, después de un gobierno pletórico de corrupción, enarboló la bandera del cambio en este tema. Sin embargo, las múltiples evidencias de enriquecimiento y robo de diversos funcionarios del presente gabinete hacen que el plumaje blanco del líder reformista quede manchado; más cuando su hermano y un funcionario creciente de su administración se encuentran involucrados.
Por otro lado, en el tema de la eficiencia política, vemos como el presidente trompica a cada paso con sus palabras y sus hechos. Cancela el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México con una consulta “patito” por encontrarse evidencia de corrupción y poco después, el anterior Secretario de Comunicaciones y Transportes, señala que no existe dicha evidencia; después anuncia que venderá el avión presidencial como una señala de austeridad y no logra venderlo, ni rentarlo y pretende rifarlo con un sorteo plagado de irregularidades en el que rebasaron el límite de la legalidad. Y, en el tema de seguridad pública, se mantienen los niveles de violencia en las calles, de asesinatos, de feminicidios y lo único que hace mantener consistente es el discurso antineoliberal y anticonservador. Esto agota su credibilidad y con esto se agota la gobernabilidad del país.
En un principio, todos los oponentes del Presidente luchaban con argumentos históricos, económicos, antropológicos, entre otros que permitieran abrir el debate sobre los puntos de discordancia. Sin embargo, las explicaciones irrisorias del primera mandatario llevaron a estos oponentes a dar un segundo paso en su combate de ideas y ésta fue combatir con apoyo del humor. Así algunos periodistas hacen parodia de las conferencias de prensa mañaneras, comparan al equipo de Andrés Manuel con un circo y caricaturizan las incapacidades, los errores y las ocurrencias de la 4T.
En este tema del debate con humor, el Presidente y su equipo de trabajo se ven maniatados para contratacar. Esto, porque los datos no son el debate; sino la comicidad con la que se señalan las deficiencias de la Cuarta Transformación. Es como un diálogo de payasos, donde uno trata de gobernar y el oponente busca divertir. Pero esta estrategia parece agotarse para los opositores. Uno, porque las decisiones ocurrentes empezarán a dejar de ser graciosas para la ciudadanía. La pérdida de empleos, la integración de 13 millones de mexicanos a la pobreza y la expectativa de un crecimiento nulo en un sexenio completo hace que hasta el humor sea grosero para las personas.
Ahora, identifico que esta nueva debilidad de debatir con humor se transforma y no sólo por lo políticamente incorrecto que podría ser esta modalidad, en estas circunstancias, sino porque se identifica en el Presidente un halo de irracionalidad en sus diagnósticos, discursos y decisiones. Por ejemplo, haber invocado a Benito Mussolini antes las Naciones Unidas, puede ser muestra de ignorancia, estupidez, pero creo que predomina el inicio de una psicosis irreversible. Asimismo, la renta del avión presidencial donde el (Insabi) compró boletos de lotería para regalar “cachitos” a hospitales públicos no tiene ni pies ni cabeza. Por esto, los adversarios del Presidente han dado un tercer paso; solicitar la evaluación médica del Presidente (lo hizo Acción Nacional) y combatir en un ambiente de irracionalidad política y económica, para tratar de, en esta arena de batalla, robar votos a nuestro cada vez menos lúcido Presidente.
Así como en el libro de Edgar Allan Poe, El Sistema del D.r Tarr y el profesor Fether que después fuera base de las películas El manicomio de Eliza y La mansión de la locura (versión mexicana); así los opositores buscan arrebatar el poder a un desquiciado líder que tienen en el sótano a sus ciudadanos. Lo único malo es que, con los arranques de algunos opositores, la locura de un hombre puede concluir en la tragedia de una nación.