Corrupción electoral
Freddy Sánchez jueves 19, Nov 2020Precios y desprecios
Freddy Sánchez
A las autoridades encargadas de la fiscalización de actividades electorales, posiblemente les falten “antenas y ojos” para detectar y contener apoyos financieros subrepticios destinados a impulsar distintas campañas políticas.
Frente a la hipótesis de que los interesados en obtener una posición legislativa o gubernamental en las elecciones del año próximo, prevalecerá la convicción de actuar con escrupuloso respeto por la ley, negándose a aceptar dineros que no estén debidamente auditados y aprobados, se contraponen suposiciones diametralmente opuestas.
Porque, si bien podrá haber una cuidadosa revisión de los manejos financieros entre aspirantes a los cargos de representación popular y las instituciones partidistas postulantes de candidatos, eso no quita las habituales inclinaciones de aquellos políticos más que duchos para obtener apoyos de dondequiera que se pueda.
El poder del dinero en toda elección, suele ser una tentación irresistible por la sencilla razón de que la propaganda que se ve y las afiliaciones que se compran a hurtadillas, comúnmente implican un gasto por demás oneroso.
De ahí que se diga que un político pobre es un pobre político.
Y es que la vieja costumbre implantada por el priismo recurriendo a subyugar adeptos electorales, atrayendo su interés en respaldar al tricolor, mediante un multifacético reparto de dádivas en efectivo o en especie, definitivamente sobrevivió al partido de aquellas viejas glorias, convirtiéndose en una herencia que complacidamente aceptaron distintos grupos partidistas en México.
La creencia de que los partidos políticos en el país, actualmente, son muy distintos al priismo de gruesas billeteras siempre presto a hacer el gasto para agenciarse apoyos electorales al precio que fuera, se antoja una ingenuidad.
Los videos en los que se hizo constar como un hermano del Presidente López Obrador, (Pío de los mismos apellidos), debajo de la mesa, (literalmente) extendió una mano para recibir dinero en apoyo a su movimiento, además de lo que se dio a conocer con los panistas, (exactamente pillados en el mismo trance de dejarse embadurnar las manos de billetes), son una evidencia de que el priismo fue un maestro con buenos alumnos.
Cómo dar fe ciega pues, a la promesa del gobierno, los institutos políticos, y las instancias de fiscalización respecto a que ni un solo peso claramente ilegal o de dudosa procedencia, estará presente en el financiamiento de las campañas políticas.
Es de imaginarse y de desear que contra los intentos de aceptar apoyos indebidos externos a los partidos y sus candidatos, ciertamente se ponga en marcha un gran operativo de vigilancia con la consigna de aplicar rigurosamente la ley a los que no respeten las reglas en materia de financiamiento electoral.
Pero, de eso a que ningún vivales de la política se las vaya a ingeniar con éxito para burlar estas disposiciones, hay mucha distancia.
Baste decir que la disputa que se espera para que Morena conserve su hegemonía legislativa en la cámara baja y en el mando de distintos gobiernos estatales sujetos a renovación, además de las presidencias municipales y congresos locales que deberán de cambiar de representantes populares, requerirá un gasto electoral de pronóstico reservado.
Y no será nada austero, como quedó demostrado en la elección del dirigente Mario Delgado, quien tuvo que dar muchas explicaciones sobre la vasta propaganda electoral que según afirmó le regalaron unos amigos.
Y ahí es donde “la puerca suele torcer el rabo”, en las contiendas electorales, habida cuenta de los múltiples interesados en sumarse a tal o cual oferta partidista con plena disposición a “soltar mucha lana” con tal de que “su gallo” no pierda.
Un hombre de negocios que solía apoyar económicamente al PRI y al PAN se justificaba diciendo que él invertía para quedar bien con el ganador. Muchas serán por consiguiente las patrañas a perseguir de la corrupción electoral.