Los 43, hace cinco años
¬ Arturo Ríos Ruiz jueves 21, Ene 2021Centro..!
Arturo Ríos Ruiz
- Militares, policías y sicarios, metidos
- El tema va para largo
Policías, militares y sicarios detuvieron a los 43 de Ayotzinapa, revela testigo; los normalistas fueron asesinados y sus restos desaparecidos en un crematorio; se revela que fueron alrededor de 80 personas muertas. Reza la noticia.
Lo anterior, de comprobarse, nos revelaría el panorama del estado de Guerrero en aquel momento dominado hasta la médula por la delincuencia, de lo que debería aclarar el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero y el gobierno de Peña Nieto.
De acuerdo al diario Reforma de ayer, fue un testigo protegido que ayuda en las investigaciones, a los normalistas se los llevó la Policía Estatal, a otros, miembros del grupo Guerreros Unidos y otros más fueron llevados por militares a las instalaciones del Batallón 27 de Infantería, en Iguala. Cada grupo, su parte.
Lo anterior les da material y motivo a los desesperados padres de los muchachos a reanudar su lucha que ya cumplió un lustro sin avances notables.
La noche negra del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, con base al testimonio del testigo protegido identificado como “Juan”, presunto líder de Guerreros Unidos, devela la participación conjunta de tres grupos disímbolos en una sola tarea.
Esto marca que todos estaban relacionados en la misma labor: borrar un rastro revelador de la realidad que llevó a asesinar y cremar a los estudiantes. Se habló de un autobús, repleto de droga que estaba en medio de la confusión que transportaría a algún punto del país.
Se explica que unos estudiantes fueron detenidos por militares, interrogados en el 27 Batallón de Infantería para indagar si pertenecían a un grupo criminal rival, luego fueron entregados a elementos del narco para su desaparición; algunos de los jóvenes fueron devueltos muertos, de acuerdo con esta versión. Corrobora lo antes especulado que, el meollo del crimen masivo, estaría decidido por un asunto de drogas.
“Juan” señaló, dice la nota, al capitán José Martínez Crespo como quien operó la detención, quien incluso quiso apresar a otros heridos que estaban en un hospital. Declaró el testigo que mataron a más de 80 jóvenes.
Todo lo arriba descrito descalifica a la verdad histórica de Jesús Murillo Karam, pues se advierte que fue enviado con instrucciones de deshacer los hechos, cubrir a quienes debería y desviar la atención de la verdad.
El plan sería involucrar a personas de nivel más bajo en la organización delictiva y no a los capos y a los demás, de la desaparición de los normalistas. Cuadra con la detención del matrimonio de José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda Villa, piezas pequeñas en todo el engranaje de responsables mayores.