A favor o en contra
Freddy Sánchez jueves 2, Sep 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Nada qué ver con aquellos soporíferos informes de antaño: que llegaban a durar muchas horas con un despliegue interminable de cifras de lo realizado en un año.
El presidente Andrés Manuel López Obrador rindió un informe apegado a su estilo.
A decir de algunos de sus críticos, sin prácticamente nada que agregar, en relación con los informes trimestrales que se han hecho costumbre en la presente administración sexenal. Y por esa justa razón, entre lo dicho esta vez y lo repetido varias veces en los informes previos, las novedades se notan poco o no se notan nada.
Pero, al igual que a lo largo de su discursiva de los últimos tres años, el Presidente “refrescó” temas relacionados con los males heredados y su respectiva mención para los responsables.
En algo, sin lugar a dudas, el jefe del Ejecutivo “no ha sido igual” a algunos de sus antecesores, amantes de “atiborrar” los oídos del auditorio nacional con los relatos sobre obras y servicios emprendidos por el sector oficial en el curso del año por concluir.
Ese afán de alardear sobre aquello cuantitativamente realizado llegó al extremo de sacar cuentas de lo que se consideran acciones de gobierno y en materia de apoyo a la vivienda se solía enumerar hasta la reparación de la chapa en una puerta.
Y obviamente, la suma de acciones institucionales “tardaba años” en ser mencionada por el Presidente en turno. Cosa que es diferente en la actualidad.
Andrés Manuel habló naturalmente de lo que considera su gran obra sexenal, con la edificación del aeropuerto en Santa Lucía, la nueva refinería, el Tren Maya y los programas sociales, sin dejar de referirse a la lucha contra la corrupción y los propósitos de combatir la delincuencia.
“Poco, pero sustancioso”, suelen decir sobre el quehacer de la 4T quienes apoyan las medidas oficiales que incluyen recortes burocráticos, políticas de austeridad y desaparición de organismos considerados ineficaces y en algunos casos: “cuevas de parásitos y sinvergüenzas”.
Cabe mencionar entonces que el gobierno del presidente López Obrador se ha desarrollado sin mayores obstáculos por parte de sus adversarios políticos a los que podría decirse que se los ha “mantenido a raya”, tildándolos constantemente de nefastos funcionarios y por ende expuestos a la persecución judicial en un momento dado.
La verdadera y única oposición para el gobierno ha sido la pandemia y sus efectos económicos, lo que prácticamente comenzó después del primer año y sigue siendo “una piedra en el zapato” para los planes presidenciales de llevar su proyecto político más allá del presente régimen.
Claro que la problemática difícil de sortear que hoy mantiene sus efectos negativos contra la imagen gubernamental debido a insatisfacciones y quejas en distintos sectores de la sociedad que no se sienten debidamente atendidos como sucedió en la Ciudad de México y otras importantes ciudades del país, donde Morena perdió las elecciones, colocan a la 4T en una situación complicada que se revela crudamente con una contradicción.
La alta popularidad del Presidente y la mala fama adquirida por su gobierno. Una paradoja que cuesta trabajo entender, pero que evidencia una panorámica a futuro.
EL riesgo de que la reputación del gobierno morenista “siga cayendo” por resultados inapropiados en algunas áreas de interés social, lo relativo al manejo político y legislativo y, por supuesto, en lo que influyó en la mayoría electoral para “poner de patitas en la calle” a priistas y panistas. Su ineficiencia y poca o nula credibilidad en la lucha contra la delincuencia organizada y la corrupción.
Así que tomando en cuenta el tiempo recorrido y el que la 4T tiene por recorrer en el sexenio parece obligado preguntarse si con respecto a lo realizado y lo que falta por realizar uno está: A favor o en contra.