Un mal gobierno
Freddy Sánchez martes 7, Sep 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Cada voto cuenta…
Esa afirmación ha cobrado significado “al mil por uno”, por decirlo de algún modo, ya que en las luchas parlamentarias por venir uno sólo de los legisladores que pudiera dar su “brazo a torcer” o cometiera la irresponsabilidad de no estar en las votaciones a favor o en contra de alguna iniciativa de ley, inequívocamente, provocaría un grave daño.
Y no solamente a sus correligionarios, sino a un segmento poblacional que tuviera que afrontar consecuencias negativas en su vida personal por nuevas disposiciones legales en el nuevo periodo ordinario de sesiones.
Una etapa de los quehaceres parlamentarios en México llamada a ser de las más memorables porque lo que se someta a la aprobación de la mayoría camaral (en especial la que decide los asuntos constitucionales), dejará una huella difícil de borrar.
La razón es de imaginarse porque la 4T se propone seguir haciendo reformas en materia constitucional (mal vistas por sus oponentes políticos), que habiéndose integrado en un frente común proveniente del PRI, PAN y PRD, se esmerarán en evitar que Morena legisle a placer y para eso se formó el denominado “bloque opositor”.
Y eso justamente tendrá que ser el bautizado como PRIANRD, ya que la más mínima “cuarteadura” en su esquema de lucha parlamentaria a realizarse en el periodo ordinario de sesiones, abrirá opciones a los morenistas para dar “luz verde” a las iniciativas de ley (cualesquiera que estas sean), enviadas desde el Palacio Nacional o surgidas por parte de alguno de los grupos al interior del Movimiento de Regeneración Nacional.
En ese sentido es de suponerse que el partido en el gobierno, (con grandes recursos al alcance de su mano en lo referente al manejo de “los hilos del poder), lógicamente recurrirá a distintos medidos para desunir a sus oponentes y tratar de sacar adelante sus propuestas legislativas, sumando a sus filas adeptos circunstanciales en algunos momentos de la legislatura, en cuanto se discutan y sean sometidos a votación los proyectos de ley.
Baste mencionar que lo sucedido en la Comisión Permanente, con un intenso “jaloneo” a efecto de aprobar un periodo extraordinario de sesiones en el que se discutiría la cuestión de la consulta sobre la Revocación de Mandato se convirtió en un “tejemaneje” de manipulaciones que estuvo a punto de favorecer a los morenistas, que al final perdieron.
Y un similar forcejeo es de creer que se presentará en el periodo ordinario de sesiones porque, tanto Morena y sus aliados como la oposición, a la que ahora se enfrenta seguramente echarán mano de sus mejores recursos legales, además de artimañas legaloides para restarle fuerza a sus contrarios a la hora de llevar a votación las reformas legislativas.
Los partidos políticos, en general, probablemente cuentan con gente competente para esa clase de “habilidades especiales” que permiten comprarse adeptos o intimidar a los que no quieran serlo, pero de algún modo dejen de ser un obstáculo para frenar las agendas legislativas que el gobierno o la oposición se interesen en sacar adelante.
Aquello pues de que “no somos iguales” si bien es aplicable en diversos estilos de ejercer el poder entre quienes actualmente tienen mayor capacidad para decidir el rumbo nacional, en lo que se refiere a ciertas maniobras no precisamente intachables sobre cómo someter o inhabilitar a un adversario las similitudes parecen evidentes.
La más notoria es por ejemplo: “la aplanadora” legislativa que parece operarse desde el poder presidencial con el ánimo de que no se le cambie ni un punto ni una coma a lo que se quiere hacer en asuntos legales o administrativos que pasan por el Congreso.
Una situación que convirtió a los opositores parlamentarios en una minoría prácticamente testimonial sobre lo que se legisló durante el periodo ordinario del primer trienio sexenal. Lo cual, con la nueva composición camaral ha cambiado. Para reformas constitucionales Morena y sus aliados necesitan apoyo de sus opositores. Y eso los obliga a recurrir a las tácticas que en el pasado solían caracterizar a un tramposo y mal gobierno.