Yo no lo creo, y usted?
¬ Mauro Benites G. viernes 22, Oct 2021Municiones
Mauro Benites G.
Henry Miller, el enorme escritor y severo crítico de la historia y sociedad de su país, desesperado y desilusionado del apetito imperialista y expansionista de Estados Unidos desde su inicio histórico tuvo su catarsis y limpieza espiritual con la creación de su libro Un domingo después de la guerra, donde nos narra los vicios de toda la vida de los norteamericanos. “Pienso en estas cosas feas -nos dice el autor- porque, cuando viajaba de Pittsburgh a Youngstown, a través de un infierno que excede todo lo que imaginara el de Dante, se me ocurrió de pronto que debería tener un indio norteamericano a mi lado… Imagínese, los dos de pie, contemplando la sórdida grandeza de uno de estos homos de acero que jalonan la vía ferroviaria Casi lo escucho pensar: “Así que para esto nos privaron de nuestros derechos de cuna”.
¿Creen ustedes que sería fácil persuadir a este indio para que cambiara su condición por la de uno de nuestros trabajadores? ¿Cómo convencerlo? ¿Cómo proponerle en estos tiempos algo realmente seductor? ¿Un automóvil usado para dirigirse al trabajo? Una choza de tablas que, si él fuese lo suficientemente ignorante, ¿podría llamar casa? Una educación para sus hijos que los saque del vicio, la ignorancia y la superstición, pero que a pesar de todo los mantenga en la esclavitud? ¿Una vida limpia y sana en medio de la pobreza, la delincuencia, la inmundicia, el miedo? ¿Sueldos que a duras penas alcanzan para mantener la cabeza sobre el agua, y muchas veces no? Radio, teléfono, cine, diarios, revistas ilustradas, lapiceros fuente, relojes de pulsera, ¿aspiradoras eléctricas y otros adminículos “ad infinitum? ¿Acaso estas chucherías hacen que valga la pena vivir la vida? ¿Acaso esto nos hace felices, desaprensivos, generosos, simpáticos, afables, pacíficos y bondadosos? ¿A dónde nos conduce esta frenética actividad que, a todos nosotros, ricos y pobres, débiles y poderosos, nos tiene atrapados en sus garras? En la vida hay dos cosas, en mi en tender, que todos quieren y muy pocos obtienen porque ambas pertenecen a los dominios de lo espiritual: esas dos cosas son salud y libertad.”
Los mexicanos, conociendo históricamente la actitud de los gobiernos de Estados Unidos, dudamos que la “ayuda” ofrecida a nuestro país sea de buena voluntad, después de su anexión de la mitad de lo que originalmente era nuestro territorio después de las invasiones militares sufridas por sus ejércitos, como creer que el imperio colabore desinteresadamente para resolver nuestros problemas. Yo no lo creo, y usted?