Los mitos de Chente
Freddy Sánchez martes 14, Dic 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
“Nada es de oquis”…
Esa expresión de uso común en México la utilizó Vicente Fernández en una entrevista periodística (retransmitida el día de su fallecimiento) en la que daba cuenta del arduo y empeñoso tránsito de su vida.
Desde su auténticamente pobre situación familiar para dar paso a lo que quizás el Presidente llamaría la clase media aspiracionista y llegar a convertirse en un hombre exitoso profesionalmente y gracias a ello poseedor de bienes materiales reservados a una clase social con acceso a grandes comodidades y lujos.
Todo como producto (no hay dicho o prueba en contrario) de lo que alguna vez Luis Donaldo Colosio llamó la cultura del esfuerzo.
Esa actitud emocional que algunos individuos toman como medio para desafiar las contrariedades y sus limitaciones sin detenerse a buscar por distintos medios la posibilidad de su triunfo personal como soñadores y perseguidores de un sueño hasta lograr la propulsión a los estándares de bienestar largamente anhelados.
Chente, el ayudante de albañil, mesero y prácticamente de otros oficios no tuvo en bandeja de plata la opción de figurar en las actividades del canto profesional a las primeras de cambio, puesto que igual que tantos artistas recibió desdenes y menosprecios al inicio de sus aspiraciones artísticas.
El mismo dijo que varias compañías de discos le cerraron las puertas sin prestar atención a su oferta intelectual, sino hasta después de la muerte de Javier Solís. Pero no dejar de intentar apechugando los desaires contribuyó a encontrar finalmente la oportunidad y llegado el momento comenzó una trayectoria colmada de aclamaciones y lauros para el cantante convertido en ídolo de las multitudes.
Sin ayuda institucional o hasta donde se sabe lejos de apoyos públicos para desarrollarse en el medio musical, lo que se debió exclusivamente a su pujanza individual (sin haber dedicado tiempo al estudio de una carrera, porque no le gustaba estudiar), la enseñanza directa de la práctica con todos esos “golpes que da la vida” se convirtieron en la escuela de su aprendizaje y sustento de los conocimientos adquiridos para lograr lo deseado.
En ese sentido, hay quienes aseguran que la voz que le “regaló la naturaleza”, contribuyó a la apertura de las puertas de su éxito, aunque ni duda cabe que por encima de todo hubo algo más: su indestructible ánimo después tropezar para levantarse muchas veces para seguir su camino en busca de conseguir lo soñado, (tal vez sin plena conciencia ni voluntad determinada para no decaer en su afán), pero evidentemente en esa línea de comportamiento porque así es como los hombres que trascienden en la historia han conseguido dejar huella de sus aportaciones.
Y al final de su camino como le sucedió a Vicente Fernández la gente a la que su canto enamoró se hizo presente en sus funerales para recordar con algarabía y profunda emoción la herencia de su música más allá de lo que como persona en algún momento se le haya podido criticar.
Porque, ciertamente, el artista al igual que otros personajes altamente encumbrados en el mundo de las artes o de las letras, dio lugar a menciones de reproche por conductas que se le atribuyeron, no dignas de encomio.
Pero, la despedida para quien tantas veces dijera que no dejaría de cantar mientras la gente no dejara de aplaudir, fue tan efusiva y extensa como tumultuaria y ampliamente reseñada en todos los medios de comunicación, (nacionales y extranjeros), con relatos de su vida y podría decirle: “Milagros”.
En algún medio periodístico se comentó que la familia rechazó Bellas Artes para un homenaje póstumo, considerando que lo que en vida se le negó no lo aceptarían para su muerte. Cierto o falso queda la duda.
Y en paralelismo a referencias de esta naturaleza acerca de los acontecimientos previos al fallecimiento y después de la confirmación de su muerte, otras cosas surgieron sobre lo que a estas horas es una mezcla de comentarios sobre la vida, las leyendas y los mitos de Chente.