López contra Monreal, que corran las apuestas
¬ Francisco Reynoso jueves 16, Jun 2022Triple Erre
Francisco Reynoso
En septiembre próximo, Ricardo Monreal Ávila cumple 62 años de edad. De ellos, 47 los ha vivido en la grilla política. De la mano de su padre Felipe Monreal Huerta, a los 15 ingresó al PRI, en su natal Zacatecas.
La mayor parte de su vida política la ha pasado en las Cámaras del Congreso de la Unión. Tres veces ha sido senador y tres diputado federal. Acumula 27 años en el Poder Legislativo.
En Zacatecas, su tierra, ha estado poco tiempo. Fue gobernador seis años y tres regidor en Fresnillo. El resto del tiempo, incluidos los tres años que fue jefe delegacional en la Cuauhtémoc, lo ha vivido en las grandes ligas de la política.
Huelga decir, por lo antes expuesto, que Ricardo Monreal tiene un colmillo largo y retorcido. Tan largo y tan retorcido como el del presidente Andrés Manuel López Obrador.
López y Monreal tienen 25 años de andar juntos por los caminos sinuosos de la política. Se conocieron en 1997, cuando Ricardo deserta del PRI y se refugia en el PRD, que presidía López Obrador.
Juntos, Monreal y López, fueron los artífices de la derrota que la izquierda le infligió al PRI, al presidente Ernesto Zedillo y la otrora poderosa CTM de Fidel Velázquez, que apoyaba al entonces gobernador de Zacatecas, Arturo Romo Gutiérrez y a su candidato, José Marco Antonio Olvera.
Monreal y López, así pues, se conocen a la perfección. Y precisamente por eso López deja fuera de la sucesión presidencial a Monreal. Sabe muy bien que en Monreal nunca encontrará lealtad a ciegas, tirándole a abyección. Y por eso nunca lo dejaría ser Presidente de México. López quiere seguir mandando en el país a través de la Presidenta o del Presidente que deje. Por eso se inclina a favor de Claudia Sheinbaum y de su compadre Adán Augusto López. Con cualquiera de ellos él seguiría mandando en México, el sexenio próximo. Con Monreal se le acabaría el poder el 1 de diciembre de 2024.
Así las cosas, se entiende por qué López Obrador dejó fuera de su lista de “corcholatas” a Monreal. Y que lo orille a que se largue de Morena y busque refugio en alguno de los partidos de oposición, huérfanos de figuras competitivas para el 2024.
Empero, Monreal Ávila no es tonto. Sabe muy bien que no existen condiciones de un monrealazo presidencial. Difícilmente el PRI lo recibiría de regreso y difícilmente la militancia lo apoyaría. Y en el PAN, tampoco tendría cabida. Los gobernadores Maru Campos, Mauricio Vila, Mauricio Kuri y Diego Sinhue nunca lo dejarían pasar hacia la candidatura presidencial.
Y el PRD seguramente querrá llevar a Miguel Ángel Mancera a la mesa de las negociaciones con PRI y PAN en 2024. El senador ex procurador del DF seguramente le dará mejores regalías a los mercaderes perredistas.
En ese escenario, la decisión lógica de Monreal será permanecer en Morena y ponerle todas las piedras que pueda en los zapatos de Claudia Sheinbaum.
Si Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard hacen equipo y juegan las contras a la “corcholata” de López Obrador, podrán negociar con ventaja y sacar una tajada grande del pastel.
Monreal podría pedir el gobierno de la Ciudad de México, al que Claudia Sheinbaum, o mejor dicho, López Obrador no lo dejó llegar en 2018.
O podrá negociar mantenerse otros seis años en el Senado y posiciones de primer nivel para su hija Catalina Monreal, quien dejó Morena, y para manejar en Zacatecas el partido Fuerza Por México, y para su hermano Saúl Monreal, alcalde de Fresnillo.
Ricardo Monreal es un político muy hábil y tan mañoso o más que Andrés Mnuel López Obrador.
Y como dijo en un video que subió a las redes sociales, está acostumbrado a pelear y nadar contra la corriente.
Advierte que resistirá y que -López Obrador, la Sheinbaum y la nomenclatura de Morena- no lo van a rendir.
La contienda entre López Obrador y Monreal inició.
Que corran las apuestas.