Memorial a los desaparecidos, en lugar de la Estela de Luz
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 27, Jun 2022Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
- “Suavicrema”, sinónimo de corrupción, opacidad e impunidad
Con la afirmativa que hace unos días externó la mandataria capitalina Claudia Sheinbaum, en el sentido de que está de acuerdo con la iniciativa de algunos grupos civiles de convertir la Estela de Luz en el memorial de los desaparecidos, prácticamente se puede decir que los habitantes de la Ciudad de México pueden ir borrando del catálogo de monumentos al que se construyó en el marco de los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución y el cual con el paso de los días la gente se refirió a esa obra como el símbolo de la corrupción.
Agregó Sheinbaum Pardo que es una buena iniciativa pues además de que se le conoce como un “monumento a la corrupción”, recordó que fue “justamente en el sexenio de Calderón cuando inicia la guerra contra el “narco” y la cantidad de asesinatos, que aún siguen impactando hasta la fecha en nuestro país” y sintetizó que de ahí viene la gran mayoría de los desaparecidos.
Como en toda propuesta, hay quienes podrán no estar de acuerdo en que dicha obra reciba por nombre Memorial de los Desaparecidos, pero es un hecho que de manera generalizada, entre la población, hay la coincidencia en que al monumento calderonista se le retire el nombre y los motivos por los que se construyó, ya que hoy en día se le conoce simplemente como la “suavicrema”, por su enorme parecido a una galleta, pero nada más.
LAS CARTAS HABLAN.- A propósito del llamado monumento a la corrupción, en los últimos años hemos sabido de grandes historias en materia de opacidad, corrupción e impunidad en cuanto al manejo de los dineros públicos, que al paso del tiempo muchos de esos relatos aparecen entre las nuevas generaciones como verdaderas leyendas urbanas, unos las creen otros no.
Entre los casos más recientes podemos ejemplificar con lo que en la administración del ex presidente Felipe Calderón se conoció como el “monumento a la corrupción” y que hoy es popularmente conocida como la “suavicrema”.
Como se le conozca a esta obra es lo de menos, lo cuestionable fueron las grandes cantidades que en ella se invirtieron sin control presupuestal, al grado que a la fecha seguimos sin conocer cuánto costó a las arcas públicas la famosa galletita.
Al respecto, se dice que en esa obra se unieron ineptitud, inexperiencia y mucha corrupción, donde unos constructores la iniciaron y otros la concluyeron; primero se presupuestó la cantidad cercana a los 500 millones de pesos y al final se dijo que tuvo una inversión cercana a los 900 millones. Qué tanta verdad o mentira hay en esta historia, ojalá algún día el asunto se aclare, pero de lo que sí no dudamos es que sobre esta obra, que inició mal y terminó peor, falta mucho por escribirse.
VA MI RESTO.- Al inicio de mayo pasado, colectivos y familiares de personas desaparecidas renombraron a la ex glorieta de la palma, en la Ciudad de México, como “la glorieta de las y los desaparecidos” y de manera simbólica colocaron fotografías, al tiempo que propusieron convertir ese espacio en un memorial para las miles de víctimas de violencia de la Ciudad de México y del país.
Los promotores de esa iniciativa argumentaban que ese espacio pertenecía a todas las personas que viven “la desaparición en carne propia”, al tiempo que hacían un llamado al gobierno capitalino y al federal para respetar “la memoria de las víctimas”.
Hoy, en lugar de palma en la glorieta de Paseo de la Reforma se ha colocado un árbol de la especie Ahuehuete y desde el día de su colocación este espacio surgió como un símbolo de la grandeza de México, “de nuestra patria, de nuestra historia”, según palabras de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
La mandataria afirmó que el nuevo ahuehuete también debería ser recordado como un símbolo en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, porque este árbol, explicó, representa el amor por la naturaleza y la responsabilidad de todos los ciudadanos para proteger los recursos naturales.
En fin, sin ánimo de polemizar sobre el tema, la propuesta de convertir al monumento de la “galleta” en un memorial a las y los desaparecidos nos parece una decisión acertada y sin duda, desde varios puntos de nuestro entorno urbano, la monumental obra nos recordará y hará visibles los rostros de aquellas personas que siguen faltando a nuestra sociedad, y sin duda también será un monumento a una lucha que signifique búsqueda y hasta ahí, porque como veo, doy.