El burloncito de Palacio
Alberto Vieyra G. viernes 18, Ago 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
“¿De qué se ríe señor Presidente?”, es la inquietante interrogante que parafraseando al escritor uruguayo Mario Benedetti ha circulado profusamente en redes sociales, después de que Andrés Manuel López Obrador actuó como un consumado burlón de Palacio sacándole al bulto para hablar del macabro y sádico caso de los 5 jóvenes desaparecidos y masacrados en Lagos de Moreno, Jalisco.
Había concluido la “marranera” de Palacio Nacional, cuando las preguntas de los periodistas se agolpaban sobre el caso Lagos de Moreno y ya en marcha, Andrés Manuel López Obrador se detuvo para contarles un chistorete de repugnante gusto:
“Ayer me decía un amigo, decía su esposa: ‘Que me des 200 pesos para ir al mercado’. ‘¡No oigo, por acá… por el otro (oído)!’. ‘Que me des 500 pesos para ir al mercado’. ¡Mejor los 200!”, expresó entre burlonas risas el Presidente y se fue haciendo como que la Virgen le hablaba.
El chistorete burlón del inquilino de Palacio llenaría luego, luego, las redes sociales con comentarios de diversa índole, pero los más con ajos y cebollas y a la mente de no pocos compatriotas llegaría Benedetti con su célebre poema: “De qué se ríe señor ministro”. “Aquí en la calle suceden cosas, que ni siquiera pueden decirse… Usté conoce mejor que nadie la ley amarga de estos países. Ustedes duros con nuestra gente, por qué con otros son tan serviles… Después de todo, usté es el palo mayor de un barco que se va a pique. Seré curioso señor ministro, de qué se ríe, de qué se ríe”.
Ante la burlona actitud presidencial, el siempre probo abogado Francisco Burgoa, expresaría indignado: “Ante esta actitud indiferente, indolente, insensible, frívola, etc. ¡¿Quién carajos puede decir y defender lo anterior?!”.
Sí, quién podría defender al burlón de Palacio, ese que se pavonea presumiendo que sus programas sociales se han incrementado en 14 veces más y con ello ha disminuido la miseria en México y encausado a los jóvenes por el camino del bien. El programa Jóvenes Construyendo el Futuro ha significado una inversión de 100 mil millones de pesos a 2 millones 600 mil jóvenes, de esos 2.6 millones de jóvenes, que ganan un salario mínimo, el 60% fueron contratados en las mismas empresas y centros de trabajo dónde se formaron.
¿Si tanto se han incrementado los programas sociales para beneficio de los jóvenes, por qué tantos engrosan las filas de la delincuencia, incluso niños? ¿Es creíble la perorata de AMLO? ¿Por qué el crimen organizado se enseñorea con los jóvenes con métodos macabros y diabólicos cada vez más sádicos? ¿No será que el Presidente tiene un mal diagnóstico de la situación que impera en el país o sus eminencias grises lo estarán engañando? ¿No será que la triste realidad del país pasa por una extremada podredumbre social y para ello no hay políticas públicas que mitiguen el problema? ¿Qué no será mejor que en lugar de otorgar dádivas de clientelismo electoral a jóvenes, lo mejor es que los gobiernos se den a la tarea de crear conjuntamente con el sector empresarial empleos dignos y bien pagados para reducir la brecha entre ricos y pobres o AMLO querrá que los pobres sean siempre pobres e ignorantes para que voten eternamente por su partido? ¿No será también que su estrategia de “abrazos, no balazos” es dónde está el meollo de la galopante criminalidad e impunidad que reina en la patria mexicana, a razón de que la inteligencia militar del Ejército y la Armada sabe perfectamente bien quiénes son y dónde están los integrantes de las mafias criminales, pero no hace nada para perseguirlos y evitar que siga la barbarie en la nación azteca, como lo ha revelado Guacamaya Leaks en documentos clasificados que ya son del dominio público? ¿No será que las mafias criminales y el gobierno son la misma cosa?