¡Qué respuesta a Israel!
Armando Ríos Ruiz miércoles 11, Oct 2023Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
El sábado pasado, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, dijo al pueblo de Israel: “¡estamos en guerra!”, luego del ataque sorpresa de militantes palestinos, desde Gaza, del grupo denominado Hamas que, tras disparar cohetes y luego enviar hombres armados a ese país, inició una de tantas embestidas sorpresivas a través de una larga historia de intentos por destruirlo.
Las intenciones de añeja data, consisten en un deseo de liberación de Palestina, la destrucción del Estado de Israel y la instauración de un estado islámico, con el uso de estrategias militares y políticas que conllevan ataques contra las fuerzas armadas de Israel, como contra civiles.
México y aquél Estado establecieron relaciones diplomáticas “para beneficio mutuo” desde hace más de 71 años. O para ser más precisos, desde 1952. Aquí hemos convivido a lo largo del tiempo, con emigrantes de aquellas zonas, que se establecieron de manera permanente y que han dedicado sus vidas a la empresa en sus múltiples facetas, con evidentes provechos para nuestro suelo.
La postura del presidente López, sobre esos acontecimientos, no agradó a la nación agraviada. Esta circunstancia fue ampliamente criticada por diversos sectores en México y, obviamente, por la embajadora de Israel en nuestro país, porque, para variar, coloca a nuestro máximo representante en una posición contradictoria, tanto con lo que ocurre en aquel territorio, como en el nuestro.
No le pidieron ayuda en nada. No le solicitaron hombres, armamentos o su presencia. Ni siquiera su opinión, que debió ser vertida de acuerdo con lo establecido por el más elemental compromiso con la congruencia. Era sólo manifestar una reprobación a la sorpresiva embestida de un grupo terrorista que sólo de entrada, dejó en este ataque 700 israelitas muertos.
Era de tomarse en cuenta que varios mexicanos nacidos en diferentes lugares de nuestro territorio, quedaron atrapados en la agresión. Igualmente otros mexicanos, hijos y nietos de migrantes de aquel lugar, que fueron igualmente sorprendidos y ahora han manifestado la angustia que viven por mera sorpresa, en diferentes medios electrónicos. También la de muchos paisanos que visitaron Israel como turistas y ahora tienen la vida en un hilo.
El mandatario se declaró “neutral” e invitó a los involucrados a solucionar sus diferencias por medio del diálogo. ¿Es posible semejante disparate, frente a un grupo de radicales que sorprenden con toda la artillería disponible, sin miramientos de arrebatar la vida a niños inocentes, inclusive? Más bien parecen palabras emitidas por decir cualquier cosa frente al problema, pero irracionales.
La respuesta de la diplomática Einat Kranz Neiger, fue obvia: Lo acusó de apoyar el terrorismo. Sorprende que no haya aconsejado al presidente y al Primer Ministro de Israel soltar una andanada de abrazos a los miembros del grupo Hamas y no responder con armas.
Algunas reacciones en México señalaron que ¿qué hubiera ocurrido si por ejemplo, Cuba o Venezuela hubieran recibido un ataque sorpresivo? ¿Hubiera aconsejado igualmente una impertinencia similar? Seguramente, en este caso sí hubiera ofrecido sin que se lo pidieran, la participación de algunos chairos, de esos dispuestos a ofrendar sus vidas para merecer las puertas del cielo chairo.
El Presidente también dijo que “nosotros no queremos la guerra, ni la violencia, pues “somos pacifistas”. Cuando todo el territorio nacional está que arde de muertos y desaparecidos. Cuando el territorio nacional, casi completo, está en manos de la delincuencia que diariamente siembra el terror, sin que el pacifista mueva un dedo para combatir esta situación empeorada cada día.
Cuando desde la tribuna mañanera increpa a diferentes sectores de la población, con el dejo de rencor insustituible en su ceño: como a la prensa, a los empresarios y a otros que selecciona como enemigos y los deja a merced de los asesinos, que en cualquier momento pueden decidir hacerle el favor de desaparecerlos, aún sin petición, para quedar bien con su merced.