Xóchitl ganó el debate
Armando Ríos Ruiz miércoles 1, May 2024Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Tengo duda de que los debates sirvan para cambiar el voto de quienes los presencian, aunque existen estudios que aseveran que ocurre en algunos casos. Se sabe inclusive que ejerce un efecto más profundo lo que se dice después de estos eventos en los que las difusiones de los mismos en los medios de comunicación juegan un papel decisivo, cuando coinciden en señalar al mismo ganador y recuerdan los pasajes que avalan su observación.
En el caso del que se efectuó el domingo pasado, lo que un servidor pudo ver es que la candidata de la Coalición Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez, pudo aventajar con claridad a la candidata oficial, Claudia Sheinbaum, maniatada por varias causas: por su obediencia ciega al máximo jefe, el Presidente, de hacer publicidad a sus obras. Por defenderse de los ataques de su rival y por tratar de mencionar sus propuestas.
Vi mermada a una mujer que de por sí, jamás ha podido ofrecer la imagen de docta que le han fabricado. Lo que se ve no se juzga. En el debate se dedicó a afirmar que en su gobierno (en el de la Ciudad de México), resolvió prácticamente todo y que lo que le quedaría por hacer no es mucho y podrá superarlo fácilmente. Son promesas que habrá que vivir. Porque su jefe de oro no cumplió con nada y sólo ha destruido en lugar de construir.
Es decir, lo que prometió lo hizo al revés. Se comprometió acabar con la corrupción y superó con creces los históricos casos del pasado. Pisoteó la ley sin miramientos y destruyó instituciones necesarias para el desarrollo del país. Critica todos los días al pasado y ha caído exactamente en lo que critica. Partió al país en dos bandos que ahora se enfrentan abiertamente, inclusive en las familias.
Son sólo algunos casos del pésimo gobierno que ha ejercido.
La señora es una especie de clon que se ha comprometido claramente a permitir su participación decisiva, si el voto la favorece. Es decir, desde el rancho de Chiapas conocería, seguramente todos los días, las decisiones que habría que tomar, porque no ofrece capacidad de conducirse por sus propios juicios.
Los desatinos de su jefe la tornan demasiado vulnerable, a los que debe indudablemente añadir los propios, que son innumerables. Como jefa de Gobierno dejó una ciudad convertida en selva, en donde la criminalidad está desatada y obliga a vivir todos los días con miedo. La insuficiencia de agua ni siquiera fue prevista, porque no previó nada. No tuvo idea de dar mantenimiento adecuado al Metro, razón por la cual colapsó la línea 12, con muertos y heridos.
Lo anterior, sólo por mencionar algunos casos. Las cifras que presentó representan un cúmulo de mentiras. No corresponden a la realidad. Alguien se las acomodó para salir del paso en el debate, porque en la realidad son diferentes. Puede ser que alguna recomendación fue la de mentir para suplir su ignorancia.
Hubo preguntas en las que tuvo que callar de plano, porque decir la verdad la comprometería al grado de exponerse a recibir otra regañada de su jefe, quien la obligó a exhibir sus obras faraónicas que no han servido más que para botar miles de millones de pesos y cuando queden terminadas serán obsoletas, además de la destrucción que han causado, como el caso del Tren Maya.
¿Cómo decir que estaría dispuesta a enjuiciar a los hijos del jefazo por los sonados casos de corrupción? Prefirió callar para no regarla, como se dice popularmente. El mote de la candidata de la mentira le cayó como traje a la medida y no le quedó más que desquitarse llamando corrupta a Xóchitl. Mote que, por cierto, mejor le hubiera quedado a ella misma. Asegura que vive en un modesto departamento, mientras, se sabe, ocultó la propiedad de muchas residencias inclusive de lujo, como lo declaró anteriormente y se le olvidó.
En la realidad que vivimos y vemos diariamente, ¿qué hizo bien durante su paso por el cargo anterior y por otros aún más anteriores? Claro. Se me olvidaba: crear más muerte, como en el Colegio Rébsamen.
Toda su participación fue una mentira sostenida durante dos horas.