Aún sin respuestas
Carlos Ramos Padilla miércoles 31, Jul 2024Se comenta sólo con…
Carlos Ramos Padilla
Y el gobierno de México sigue nadando entre el ridículo y la ignorancia.
El caso El Mayo/Guzmán deja en claro dos cosas: que se tomaron disposiciones en Estados Unidos sin considerar nuestra soberanía y leyes o bien, que hay un acuerdo de AMLO con las autoridades estadunidenses ante las ya cada vez más crecientes advertencias de que las fuerzas armadas del vecino norteño se internaran en nuestro territorio para combatir a los narcotraficantes.
Pero aquí hay muchos factores. Los miembros del Cártel de Sinaloa, además de poseer y operar sofisticados equipos de comunicación, saben con quién y cuándo negociar.
¿La pregunta, otra? es por qué con el FBI y no con la DEA. De igual manera nada se sabe de la bitácora de vuelo, de los pilotos y otros personajes que podrían haber acompañado a Ismael y Joaquín en su trayecto internacional.
En tanto el gobierno se hace bolas y no festina la detención, los narcos se mueven a su antojo e incluso en el cementerio conocido como El Dorado, en Sinaloa, una banda de delincuentes con maquinaria pesada destruyeron y saquearon la tumba de “El licenciado”.
Por cierto, el gran, gran ausente en todo esto es el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, quien dentro del grupo de seguridad nacional mintió acerca de la detención de Ovidio Guzmán en el culiacanazo, al asegurar que la libertad de capo había sido una decisión colegiada, para más tarde ser desmentido por AMLO, sentenciando que él y solamente él había ordenado dejar escapar a Ovidio.
Sería impensable que Durazo ignorara los movimientos de los capos, entradas y salidas de estos por los aeropuertos y una nula comunicación con los aparatos de inteligencia nacionales.
Algo así ocurrió cuando AMLO saludó a la mamá de “El Chapo” y luego junto con el entonces gobernador Quirino Ordaz, hoy embajador en España, departieron una taquiza con los delincuentes.
Esta detención, la del “Mayo” ha sacudido a las estructuras extranjeras que participan del trasiego de las drogas, principalmente del fentanilo.
Veamos hasta dónde estira este evento y hasta dónde calla o hacen callar al propio Presidente de México.