Por la 4T, México es el mejor del mundo
Armando Ríos Ruiz lunes 2, Sep 2024Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
El sexto y último informe presidencial no fue más que resumen de un año de aburridas y mentirosas conferencias mañaneras, corregidas y aumentadas. Un catálogo de autoelogios. Un enlace de reproches, descalificaciones y señalamientos a los que no piensan como él. Todo esto acompañado de aplausos y vítores que respondían los asistentes, visiblemente acarreados como comparsas para disparar gritos de júbilo a petición del orador.
En materia de salud, indicó, México ya superó a Dinamarca y ahora es el mejor y más eficaz del mundo. No tiene la más remota idea del uso de los impuestos en aquel país, en donde son altos, pero se aportan con plena conciencia de que trabajan en bien de la ciudadanía en ayudas de primerísima calidad, en maternidad, universidad, pensiones y muchas otras necesidades.
No existe, como aquí, una mega farmacia que volvió a presumir, en la que nadie ha sido capaz de surtirse siquiera de agua oxigenada. Esta obra inservible fue extendida a Oaxaca y sólo en su imaginación es capaz de abastecer de cualquier medicina que se fabrique en cualquier parte del planeta. Lo cierto es que sólo ha provocado un profundo desencanto en los mexicanos que han acudido en busca de soluciones a sus enfermedades y se han topado invariablemente con la frase “no hay”, como aquel programa que protagonizaba el genial Héctor Suárez.
Otro punto de su larguísima exposición fue su combate al crimen. Afirmó que los del fuero federal casi han desaparecido, cuando hasta sus enamorados saben perfectamente, aunque no lo admitan, que se trata de una mera burla, porque diariamente hay asesinatos no sólo de una persona, sino de decenas, a manos de los delincuentes que, además, mantienen a renta a todos los mexicanos dedicados a producir para sobrevivir, además de imponerles otras entregas.
Si algo huele a muerto de varios días en México, es precisamente la violencia desatada más que nunca, en este sexenio, considerado en el Informe como el mejor en la historia. En todo ha resultado superior a los anteriores, aunque destacó principalmente a los gobiernos neoliberales que le han quitado el sueño durante seis largos años.
Inclusive se atrevió a dar clases a Estados Unidos, sobre el consumo de droga, que es menor aquí, porque se combaten las causas. Claro, ya sabemos lo efectiva que ha resultado su estrategia de abrazos. Se ufanó, además, de que en el vecino del norte mueren 100 mil adictos al fentanilo cada año, mientras nosotros no tenemos esa adicción aquí.
¿Qué pasa por su cabeza? Se olvidó decir que es precisamente su cártel favorito, el de Sinaloa, el que se encarga de surtir el letal estupefaciente. Ya ha aconsejado a Estados Unidos, afirmó, que atiendan las causas como aquí. Que hagan campañas para orientar a los jóvenes. El señor de Palacio Nacional también impidió el contubernio de funcionarios y delincuencia, lo que permitió reducir los crímenes. “Toco madera”. Señaló.
Se entiende que hablaba de México, pero cualquiera se pierde, porque lo que dijo en su mensaje no corresponde a la realidad que todos los días vemos en todas partes, principalmente en materia de delitos, la actividad más productiva para cierto sector, que tiene postrado a todo un país de 130 millones de habitantes, con la complacencia del Mandatario
“Ahora, disparó, no se reprime al pueblo. No se ejecutan masacres. No se tortura. No se tolera la violación a los derechos humanos. ¿Quién puede creer semejante disparate? Debió haber aclarado que esas tareas las ha delegado el gobierno a estos señores. Y en combate a la delincuencia organizada se usa más la inteligencia que la fuerza. Con razón, estamos como estamos.
El discurso fue, en suma, una comparación constante con el pasado, superado con creces por su gobierno, el mejor en la historia. ¡Vaya modestia! La verdad, nunca había celebrado llegar al final del espacio que me confiere el medio. Decidí escuchar el informe en busca de algo importante. Perdí mi tiempo.