Ingobernabilidad
Alberto Vieyra G. viernes 6, Sep 2024De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Con una odiosa aplanadora que recuerda los peores años del sistema priista, comenzó en la clandestinidad este miércoles por la mañana la destrucción de la República a cargo de Morena y un Presidente que odia con toda su alma al Poder Judicial por haber osado contradecirle que la ley es la ley y que sus leyes aprobadas con los pies en el Poder Legislativo merecieron irse a la sepultura por inconstitucionales.
La destrucción del México azteca correría a cargo de 357 agachones levantadedos al servicio del Presidente quienes en una sede clandestina improvisada como recinto alterno de la Cámara de Diputados y ante el cúmulo de protestas por todo el país y una brutal embestida de la influyente prensa norteamericana e inglesa, aprobaron la reforma al Poder Judicial de México, pasándose por los bolsillos la orden de la jueza Quinto de Distrito de Morelos, Martha Eugenia Magaña López, quien concedió una suspensión definitiva a los quejosos que solicitaron que no se llevara a cabo el debate, y en su caso, la aprobación de la reforma judicial en la Cámara de Diputados.
Previamente, Estados Unidos había advertido a través del embajador Ken Salazar que la reforma de AMLO socavará la democracia mexicana y la justicia quedará al servicio de criminales, además de que atenta contra el Tratado de Libre Comercio entre México, Canadá y Estados Unidos.
Por su lado, el influyente Financial Times compara a López Obrador con la dictadura del ruso Vladimir Putin, mientras que The Wall Street Journal compara lo que ocurre en México con el infierno que se vive en Venezuela.
Pero AMLO y su fiel imitadora, la Presidenta científica ni ven ni oyen, que todo ese desaseo gubernamental se traduce en ingobernabilidad.
Sí, en la aprobación de la reforma judicial, que tanto repudio ha provocado en México y el extranjero, lleva implícitamente el odio de López Obrador contra el pasado priista y la era neoliberal.
Ingobernabilidad, criminalidad desbordada, una economía a punto de estallar, un sistema de salud desastroso y un país hundido en la desconfianza internacional es en síntesis la herencia maldita que deja AMLO a la Presidenta científica y un pesado cuesta arriba y empedrado para superar una crisis a razón de más de 110 mil mentiras que López Obrador les ha echado a los mexicanos a lo largo de 6 aberrantes años de mal gobierno.
El ego de AMLO no tiene límites. Su borrachera política lo está llevando a cometer los peores errores en la vida institucional de México. Se compara con Dios, con el padre de la patria, con Benito Juárez o con Madero y todo eso es francamente grotesco, que engañe a los mexicanos con todo y hasta nos salga con la pantomima de que Dinamarca se quedó atrás porque México cuenta ya con el mejor sistema de salud en el mundo, mientras miles de compatriotas mueren en sus casas o en hospitales sin atención médica y sin poder recibir medicamentos, como lo establece el artículo 4 constitucional.
Con esa mentira de a kilo, AMLO engañó a los mexicanos en su sexto informe de gobierno, pero dos días después acorralado por una reportera en la mañanera admitió que no hay tal odisea en el sistema de salud azteca. Sí, un Presidente achimultrufiado, que un día dice que sí y al otro día se desmiente como si se tratara de un chiquillo que trata de confundir a otros o a un ebrio que engaña cuando está “hasta atrás”.
¿Verdad que AMLO le deja a la Presidenta científica una herencia maldita? ¿Será capaz Claudia de parar la ingobernabilidad, la masacre y el desastre que vive la República?