¿Una ciudad de diez?
¬ Luis Ángel García lunes 7, Oct 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
A pesar de sus diferencias partidistas tribales, la flamante jefa de Gobierno, Clara Brugada, no resistió la tentación de someterse a los lineamientos de la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, y prometió trabajar de la mano con el Ejecutivo federal en el “segundo piso de la 4T”, lo que quiera que esto signifique, que no es otra cosa que el continuismo de un sexenio populista. Y si bien no copió los cien compromisos, sí hizo los suyos para delinear una utopía —no necesariamente sus centros comunitarios iztapalapenses—, de ciudad donde todos seremos felices y con altos estándares de bienestar, cuando no pudo concretar esa realidad en su propio territorio.
Arribó a la jefatura delegacional con un “golpe de Estado” —frase hoy muy de moda— y atentado contra la democracia cuando se le arrebató el triunfo obtenido en las urnas al controvertido “Juanito”, candidato sacado de la manga por el tlatoani López Obrador. No llegó por el voto popular, sino por arbitraria imposición del ex presidente.
Desde entonces han creado programas electoreros para mantener el dominio de la alcaldía más poblada de la CDMX y que representa una gran reserva en tiempo de comicios. Ahora como jefa de Gobierno, Brugada garantiza la lealtad electoral de la capital de la República con programas populistas que pretenden acostumbrar a la población a recibir dádivas y conformarse con vivir en la mediocridad. La pobreza como destino manifiesto y el asistencialismo como forma cultural del mexicano.
Lejos de proponer un programa educativo de calidad que forme niños y jóvenes más preparados y competitivos que enfrenten los retos del mundo globalizado o que regresen las escuelas de tiempo completo para apoyar la alimentación sana del estudiantado y supervisar los deberes académicos con maestros y material didáctico, ofrece escuelas los fines de semana con objetivos lúdicos o “culturales”, nada que se acerque a la ciencia o la tecnología. Además, las familias con padres trabajadores prefieren disfrutar a sus hijos esos días que mandarlos a los planteles.
En una megalópolis con problemas graves de vialidad, transporte y movilidad, recurre a la demagógica promesa de hacer un corredor peatonal sobre Tlalpan, cuando lo que se requiere es mejorar el sistema de transporte colectivo, ampliar calles y avenidas para armonizar el tráfico de un parque vehicular de más de cinco millones de unidades que circulan todos los días por la ciudad, donde se requiere de alentar el crédito para automóviles nuevos y no fomentar la legalización de carros “chocolates” que sólo contaminan. No habló de modernizar el Metro o crear nuevas líneas para trasladar con más eficiencia y confort a más de un millón de pasajeros diariamente. No han podido entregar la Línea 1 y urge dar mantenimiento mayor a la Línea 3. Lejos de pensar en espacios peatonales, debieran entregar sin corrupción ni demagógica obras inconclusas como el Cablebús inaugurado sólo para el ego presidencial sin llegar a Santa Fe y con estaciones sin terminar, o el interurbano a Toluca que parece una “obra maldita” —dixit Ciro— u ordenar el caótico transporte público con supervisión de las concesiones y el cumplimiento de los reglamentos de tránsito y movilidad y construir modernos paraderos en lugar de las improvisadas e inseguras terminales de autobuses urbanos que propician el ambulantaje y el comercio informal. Acabar con la plaga de los taxis “pirata” que como antiguamente ocurría con el “pulpo camionero”, hoy se han apoderado de la ciudad.
La mujer se ha convertido en moneda de cambio de la política y se usa como oferta de gobierno, con lo que no se logra el empoderamiento verdadero de quienes son más del cincuenta por ciento de la población, sino como referente propagandístico y objeto electorero. Las féminas no necesitan una ciudad para ellas, sino que, en la vida diaria, el Estado garantice su igualdad, su libertad, su seguridad, el respeto a su integridad y el reconocimiento a su trabajo.
Eso hubiéramos querido escuchar los capitalinos.