Da igual
Freddy Sánchez jueves 10, Oct 2024Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Qué tan poco o mucho debe agradecer la gente los beneficios sociales otorgados o promovidos por gobiernos de izquierda, derecha o de centro.
Esta pregunta podría tener la opción de respuestas múltiples pudiendo varias de éstas ser acertadas con una paradoja.
La de que todo gobierno suele otorgar distintos beneficios para sus gobernados con el fin de inducirlos electoralmente.
Así que podría pensarse que ningún partido en el gobierno es enteramente bueno o malo. Porque en su mayoría dan a cambio de recibir beneficios.
La gran diferencia está en qué menor o mayor medida los gobiernos procuran beneficiar a sus potenciales electores y de qué medios se valen para hacerlo. Al respecto, lo que caracteriza el financiamiento de los apoyos sociales es su origen eminentemente público.
O sea que de los impuestos que se reciben se pagan las acciones institucionales para brindar diversas formas de ayuda a los pobladores de un país.
Y naturalmente existe la opción del endeudamiento vía créditos nuevos o renegociación de adeudos.
Una más que no puede dejar de citarse (independientemente de otros medios ilícitos para financiar gastos políticos comúnmente electorales) es la de disponer de ahorros de la población para ocuparlos en otros menesteres.
De modo que como puede uno imaginarse más allá de la ideología política de un gobierno (supuesta, inventada o real) lo que hace la diferencia en el reparto de beneficios sociales, tanto como en la gestión pública para el bienestar de la gente tiene ver con el desempeño oficial para generar y propiciar opciones de acceso a mejores estándares de vida para la sociedad.
Y ahí reside una política institucional con buenas o malas ideas, prácticas y estrategias para lograr lo que algunos funcionarios, con acierto, mencionan sobre la justa distribución de la riqueza en un país, sin tener verdadera voluntad o capacidad para conseguirlo.
En ese tenor, lo mismo se puede criticar a gobiernos nefastos de izquierda, de derecha o de centro por sus malas administraciones dedicadas a favorecer con grandes beneficios económicos a unos, dar medianamente apoyo o, de plano, mendrugos a la mayoría y dedicarse a enriquecerse así mismos, sus familias y amigos.
Una realidad que intenta ocultarse durante los ejercicios oficiales de cualquier gobierno, pero llegado el tiempo, que nada oculta permanentemente, salen a la luz las verdades de la ineptitud, codicia y corrupción de malos gobernantes.
De ahí que, procurar escoger entre diversos prospectos a gobernar un país por las habituales inmoralidades de unos u otros, francamente da igual.