Odio y represión
Freddy Sánchez jueves 24, Oct 2024Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Un acto de cinismo político y una burla a las quejas de la sociedad.
O cómo tomar aquello de “ni los veo ni lo oigo” de Carlos Salinas de Gortari, lo que algunos catalogaron como un desplante soberbio hacia sus críticos.
Algo que de una u otra forma suele ser habitual en las relaciones de ciertos medios de comunicación y sus comunicadores y distintas clases de gobiernos y sus funcionarios en su actuar con la prensa.
Lo que ha implicado en el tránsito de varios sexenios una serie de cambios.
Mal trato en ocasiones o buen trato por momentos, según el afán de quienes sintiéndose obligados a supervisar y señalar posibles o evidentes fallas institucionales. A veces son sumamente críticos o de plano “muy blanditos” al juzgar el quehacer de los servidores públicos.
Al respecto, es de extrañar y deplorar que los mismos críticos muy tenaces para fustigar algunos actos de gobierno en distinta época y con diferentes encargados gubernamentales sus miras para criticar se modifican, según determinadas circunstancias.
Algo así como la llamada “ley juarista”, que según los decires era dada a ser benigna con los amigos y lapidaria con los enemigos.
Y es que las relaciones entre prensa y gobierno varían para bien y para mal, conforme unos están contentos y otros no.
Hasta que se llega a caer en los extremos.
López Portillo lo hizo ver en su gobierno al reprochar a los periodistas aquello de: “No les pago para que me peguen”.
En ese tenor podría llegarse a la conclusión de que políticos y comunicadores (no todos todo el tiempo, aunque habitualmente) hablan de la política y la prensa como de los políticos y periodistas “como les va en la feria”.
Y obviamente siempre, en cada gobierno unos representantes del “cuarto poder” son los “bien queridos” y otros “los mal queridos” del gobierno en turno.
Eso ocurrió antes y después del populismo y la tecnocracia (con Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de La Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador) porque no hay gobierno que no tenga críticos o aduladores.
Los hubo antes y los habrá siempre.
De ahí que lo más conveniente para honrar el derecho a la libertad de expresión de los comunicadores y la sociedad en general es correr el riesgo de los abusos para no incurrir en la aberración de una violenta censura o represión contra los periodistas, adversarios políticos y personajes diversos de la sociedad civil
Algo que suele ser común con gobiernos autoritarios, opacos y corruptos que mostrándose invariablemente reacios a rendir cuentas optan por anular las críticas con odio y represión.